La cuestión es que se convirtió en una tejedora muy autoexigente y detallista.Y lo más asombroso,sumamente productiva.
Meticulosa hasta el extremo,lleva una carpeta de sus trabajos que me produce orgullo.Es un gusto ver cómo en cada clase que viene pregunta y observa con atención,tratando de mejorar sobre lo mejorado.
Esta es la primer campera que le teje a su hija,a la que dejó encantada con el resultado obtenido.

Tanto el punto arroz,como las trenzas,todo tuvo que empezar de cero,todo le fue nuevo.
Fue tejida con lana sedificada,y le colocó botones de cerámica.

Hay más trabajos de ella,porque,como dije,es muy productiva.
En próximas entradas,otros trabajos.
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